Vino a América como esclavo de Juan Pérez Monte, gober­nador de Santa Fe, con el nombre de Juan de Aguilar; llegó a Cartagena donde tuvo problemas por su constante burla a las costumbres religiosas. Pasó a Costa Rica, donde se cambió de nombre por Corti. En Cartago, con María Josefa Solano, realizó actos de brujería por los que fue acusado ante la Inquisición o Santo Oficio, que lo envió a juicio a México. En varios países, adquirió fama como sanador; en La Habana se desapareció y, según Ricardo Fernández Guardia, murió en Filadelfia, Estados Unidos, en 1825.