Sacerdote que logró que la Confe­rencia Episcopal declarara a la Virgen de los Ángeles como patrona de Costa Rica; difundió, organizó y popularizó el culto y las ro­merías, motivo por el cual se le declaró capellán en mérito de la Basílica de Los Ángeles. El Vatica­no le concedió el título de canónigo teologal, es decir, el predi­cador oficial de la catedral y del cabildo metropolitano. Formó parte del gobierno eclesial de la diócesis, que fue sustituido posteriormente por el consejo presbiteral. Emprendió la lucha para unir la Iglesia con los medios de comunicación. Se desempeñó como el primer capellán del Hospital Calderón Guardia y fue el fundador y director de El eco católico hasta 1968. Fundó la red católica de radioemisoras y, con la  ayuda de los sacerdotes Antonio Troyo, Obispo Auxiliar de San José, y Armando Alfaro, comenzó la realización de progra­mas. Se le considera el primer sacerdote que rompió con la tradición en cuanto a la arquitectura de los templos; sustituyó el modelo clásico, cuando  se edificó el templo del Per­petuo Socorro en forma triangular. Llevó a cabo su labor religiosa como coadjutor en la Iglesia La Merced y, posteriormente, párroco de San Isidro de Heredia, Guadalupe y San Pedro de Montes de Oca. Creó la devoción de los siete lunes, la instalación del ropero de San Antonio; también es el responsable de la cofradía del apostolado de la oración, grupo de feligreses  comprometidos a realizar diariamente una oración por la intención que mensualmente fija el Papa y por las misiones católicas de todo el mundo; a raíz de esta disposición, logró popularizar una co­lecta misional para ayudar a la evangelización en África.