Considerada por muchos como una de la más grandes poetisas y poetas de Costa Rica.  Para algunos críticos, es una de las figuras más atrayentes de la literatura costarricense, poeta insatisfecha, crítica de su medio y de su oficio, de verbo encendido y gran originalidad, que procuró romper los estereotipos existentes alrededor de la mujer escritora. Fue severa con los lugares comunes, con sus logros y los ajenos, expresaba una permanente insatisfacción creadora. Renueva la lírica costarricense por la mezcla de estilos: coloquial, poético y narrativo que desemboca en una visión fragmentaria de la realidad. Adscrita a la vanguardia, descompone la realidad en estratos que se recomponen desde la mirada del hablante. En su mundo poético se rompen los límites entre vida y muerte, pasado y futuro, interior y exterior, mediante atrevidas metáforas. Es calificada como una "poeta de ruptura" dado que impulsó una rebelión desconocida en ese momento en el medio cultural.

            En 1948 optó por la ciudadanía guatemalteca, país en el que trabajó para el Ministerio de Educación. Se trasladó a México en 1955 donde residió hasta su muerte en 1974. En este país hizo periodismo cultural, crítica de arte, traducciones de inglés, publicó cuentos, ensayos, reseñas y narraciones en periódicos y revistas especializadas.