Religioso, trabajó en favor de la educación y otros proyectos sociales. Su educación religiosa y ordenamiento sacerdotal se llevaron a cabo en la Universidad de León, Nicaragua. La labor eclesiástica como teniente de sacerdote la inició junto al  presbítero Juan de los Santos Madriz, quien fue el primer rector de la Universidad de Santo Tomás. El primer obispo de Costa Rica, Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente lo llamó a formar parte del Cabildo con el rango de canónigo. Poseedor de una cuantiosa fortuna, la dedicó a impulsar obras sociales como la instalación de la cañería de San José en 1868, mediante la donación de dos mil pesos. Cuando se presentó la peste del cólera en 1856, colaboró para llevar los santos sacramentos a los enfermos y logró  organizar a los sacerdotes para que los auxiliaran con altares de caja portátiles. Formó parte de la primera junta directiva de la Junta de Caridad de San José e integró el Cabildo Metropolitano. Ocupó el puesto de provisor para la administración eclesiástica general. Desempeñó la presidencia del Primer Congreso Constitucional durante tres períodos sucesivos, a partir de 1825. Se interesó por la educación costarricense; en 1850 fundó una escuela para niños y otra para niñas en los cuales se impartían lecciones de lectura, escritura, aritmética y religión.