Se destacó como escritor y publicó cuentos y numerosos artículos periodísticos. Desempeñó el cargo de Cónsul General de Costa Rica en Italia entre 1907 y 1910. Durante la dictadura de los Tinoco, fue encarcelado, situación que lo inspiró a escribir su obra Una prisión honrosa. En Costa Rica ejerció como abogado y su bufete llegó a ser uno de los más prestigiosos del país. Se desempeñó como catedrático en la Escuela de Derecho. Estudió leyes en la Universidad de París en 1894 y 1897. Se incorporó al Colegio de Abogados en 1899.