Único caricaturista nacional distinguido con
tres de los más altos galardones nacionales: el Premio Nacional de Periodismo
Joaquín García Monge en 1976, el Premio Aquileo J. Echeverría en Artes Plásticas en la rama de caricatura en 1996
y el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquezen 2000, la más importante distinción en el campo del periodismo.
Reconocido dentro y
fuera del país como el padre de la caricatura costarricense, Hugo Díaz es un hito en el humor gráfico nacional: sin él, no es
posible comprender el desarrollo de la caricatura a partir de 1970. Junto con Fernando Zeledón Guzmán (F. Zele) impulsó la producción criolla y marcó una tradición.
Recibió el 1° premio en el Salón Anual de Caricatura Noé Solano en 1970 (en la
categoría de caricatura humorística) y el 2º lugar en caricatura editorial en el Pabellón Internacional del Humor en Montreal, Canadá, en 1972.
En 1995, el Premio UNICEF Trayectoria por los niños reconoció su labor en este campo y como
ilustrador infantil. Sus dibujos de Cocorí,
esa figura emblemática de la literatura costarricense, han recorrido el mundo
en la emisión de estampillas que circuló en 2003 y en 2008 como tarjetas
telefónicas. Ilustró muchos libros, documentos y manuales, con caricaturas o
dibujos, donde conservó el mismo estilo de la caricatura.
Discípulo de Francisco Amighetti y Juan
Manuel Sánchez en sus años colegiales, fue Noé Solano, su tío político, quien,
con su enfoque social en la caricatura periodística, influyó más en su trabajo.
Entre otros, publicó en el Semanario Universidad, La República, Pueblo, la revista Gentes y Paisajes y Contrapunto.
Recurrió a una gama de seudónimos como estrategia
para respetar la línea editorial de cada medio: Díaz en el Semanario Universidad, el periódico bisemanal Ojo y publicaciones en el extranjero, Lalo en La
República, Pancho en el semanario Pueblo y Tuto en el semanario
comunal 8 días. Utilizó otros seudónimos en publicaciones de muy corta vida.
Su labor en la prensa nacional abarcó la Costa Rica de 1970 a 2000. Lo político, lo
social y la identidad nacional son los ejes estructurantes
de su obra. Dos libros recopilan una parte de su fecundo quehacer humorístico: El
mundo de Hugo Díaz (1977) y Díaz
todos los días (1995).